Me acuerdo de tu alma pues fue lo primero que entregaste, me acuerdo de la mía pues así me di cuenta que existía, me acuerdo de tus ojos y del brillo que desprendían, me acuerdo de tu voz pues era como una bella melodía.
Me acuerdo de la relatividad del tiempo a tu lado, me acuerdo que leía tu pensamiento, pues en el solo había pureza y buenos sentimientos, propios de un ángel en un mundo mortal.
Me acuerdo de tus labios sabor a una fantasía inconcebible, me acuerdo cuando susurrabas un te amo y lo que lograbas con ese mismo aliento, me acuerdo de tus mismos recuerdos, pues en ellos estaba yo, me acuerdo de una sonrisa perfecta, refugio de mis miedos y temores.
Y te amo más porque me acuerdo.
Por: Ricardo Montana
Me acuerdo de ti, no por lo que fuiste, si no por lo que provocabas en mi.
ResponderEliminarGracias a ti me convertí en lo que soy ahora, fuiste mi fortaleza y mi debilidad, aquel objetivo por el cual luchas cuanta adversidad se presentará.
Sobrepasé el punto de dedicarte mis victorias; hice las cosas por ti y para ti, tu aprobación se volvió una necesidad implacable, una motivación para ser una mejor persona.
Te volviste mi Dios; cada palabra, cada acción y cada pensamiento me acercaban a ti y a tu perfección absoluta.
El tiempo nos alejó y ahora solo te tengo en la memoria, memoria que te agradece forjarme en lo que soy.